La soledad, ¿inconsciente colectivo o realidad?

La evolución tecnológica parece ser más rápida que la evolución biológica, ¿será así o en realidad seguimos viviendo a través del inconsciente colectivo de nuestros antecesores? A pesar de estar conectados de forma instantánea gracias a las redes sociales y el teléfono, la soledad sigue siendo un sentimiento que experimentamos y tememos.

Paulina Servín

12/4/20246 min read

A lo largo de la historia, los seres humanos nos hemos caracterizado por nuestra maravillosa y rápida forma de evolucionar¹, ésta ha sido mucho más veloz que la de cualquier otra especie en el mundo, no solamente hablando en el sentido biológico, sino que también en la manera en que nos hemos adaptado para sobrevivir y vivir. Todo esto ha sido posible gracias a nuestra capacidad para transmitir conocimiento y experiencia a través de las generaciones, y nuestra asombrosa forma de comunicar.

 

Las primeras formas de comunicación visual y el narrar historias fueron esenciales para nuestra supervivencia como especie y moldearon profundamente nuestras emociones y conceptos sociales². Desde las primeras pinturas rupestres hasta los símbolos tallados en piedra, las sociedades primitivas utilizaban imágenes para contar experiencias personales y colectivas, transmitir conocimientos y advertir sobre posibles peligros, también abordaban temas esenciales como quienes eran depredadores, las creencias espirituales y la vida en grupo.

En ese contexto prehistórico, la soledad era percibida como una amenaza directa al ser humano, ya que la supervivencia dependía de un colectivo con los mismos objetivos. Vivir aislado implicaba mayor vulnerabilidad frente a los depredadores y menor acceso a recursos. 

La obra de arte es una pintura rupestre:
Cueva de las Manos, ubicado en Santa Cruz (Patagonia Argentina), 7350 a.C.

Glosario:

1. Evolución: Proceso de cambio y transformación gradual en el tiempo, a través del cual algo se desarrolla o mejora. En otros campos, como la cultura o la comunicación, implica adaptaciones y avances que responden a las necesidades humanas.

2. Concepto social: Idea o constructo creado colectivamente por una sociedad para explicar, organizar o dar sentido a un aspecto de la vida humana.

3. Arquetipos:  Según Carl Jung, patrones universales de comportamiento, imágenes o símbolos que forman parte del inconsciente colectivo y se manifiestan en los mitos, sueños, y las culturas humanas. Ejemplos de arquetipos incluyen el héroe, la sombra, el sabio o el miedo a lo desconocido.

Bilbiografía:

1. Bradley, R. (1991). Prehistoric art: The symbolic transformation of the human experience. Cambridge University Press.

2. Jung, C. G. (1969). The archetypes and the collective unconscious (Vol. 9, Part 1). Princeton University Press.

3. Jung, C. G. (1959). Psychological Aspects of the Self (Vol. 9, Part 2). Princeton University Press.

4. Cherry, K. (2023). The Little Albert Experiment: Classical Conditioning in Action. Verywell Mind.

5. Neumann, E. (1954). The Origins and History of Consciousness. Princeton University Press.

Con el tiempo, estas primeras manifestaciones fueron evolucionando hacia sistemas más complejos, como la escritura cuneiforme o los jeroglíficos en Egipto, experimentando cambios radicales desde ese entonces hasta la época actual. Lo que comenzó como una forma simbólica y primitiva de expresión, se ha transformado en tecnologías que tienen la intención de facilitar la comunicación entre las personas de forma practicamente instantánea e ilimitada.

En el siglo XIX con la invención del telégrafo y más tarde con la del teléfono cambió significativamente nuestra manera de comunicar y transmitir historias, por primera vez, podíamos hacerlo de forma instantánea a largas distancias. Posteriormente en el siglo XX, el cambio fue aún más impactante con la invención de la radio y la televisión, llevando información, noticias y también entretenimiento a audiencias masivas.
Y por último, el cambio más agresivo ocurrió a finales del siglo XX con la llegada del internet y la popularización de las redes sociales en el siglo XXI, ¿puedes creer como el sistema que se desarrolló durante más de 20,000 años tuvo cambios tan abismales en los últimos tres siglos?

Hoy en día podemos interactuar, compartir ideas, experiencias en tiempo real, a largas distancias y con audiencias masivas; las redes sociales han transformado la manera en que nos relacionamos, generando también paradójicamente mayor aislamiento social, estrés y ansiedad.

Sin duda alguna, la forma de comunicar ha evolucionado, sin embargo, lo que realmente subyace a todas estas es una necesidad profunda de conexión con el otro, ya sea a través de símbolos visuales, escritura, o redes sociales, los seres humanos hemos buscado el cómo compartir nuestras experiencias, emociones y narrativas personales.

Carl Jung, psicólogo suizo, llama a este conjunto de narrativas sociales que hemos venido cargando desde el inicio de la humanidad como inconsciente colectivo, teoría que nos ayuda a comprender cómo, más allá de nuestra experiencia individual, estamos todos conectados por patrones de pensamiento y emociones compartidas a lo largo de generaciones.

El inconsciente colectivo es una parte oculta dentro de la psique humana que contiene arquetipos³ (como la soledad), imágenes y recuerdos universales, heredados de nuestros ancestros. Estos no son adquiridos a través de la vivencia personal, sino que son compartidos por toda la humanidad formando una biblioteca mental de sabiduría y experiencia colectiva. 

Esta teoría también puede ser comprobada con el experimento realizado en 1920 por el psicólogo John B. Watson y Rosalie Rayner llamado "El pequeño Albert". El estudio se centró en cómo los seres humanos aprenden respuetas emocionales, particularmente el miedo. El experimento consistió en condicionar a un bebé de 9 meses ("Albert") para que desarrollara una respuesta de miedo hacia un objeto que originalmente no le causaba temor, como una rata blanca. El procedimiento consistió en presentar la rata a Albert mientras se hacía un ruido fuerte y aterrador (golpeando una barra de metal) cada vez que el niño tocaba el animal. Después de varias repeticiones, Albert comenzó a mostrar miedo solo al ver la rata, aunque ya no se produjera el ruido, demostrando que había aprendido a asociar la rata con un estímulo aterrador. Posteriormente, el bebé también mostró miedo a otros objetos similares a la rata (como un conejo y un perro), lo que indicaba que el miedo se había generalizado a estímulos parecidos.

Este experimento demuestra que el miedo no es algo innato o natural, sino aprendido a través de la condición y la asociación con experiencias negativas, otro ejemplo claro es nuestro miedo a las alturas, quizá reconocido desde los chimpancés y su muerte al caer desde árboles muy altos. Así pues, a través de la comunicación compartimos estos peligros de generación en generación, moldeando nuestra propia percepción sobre las cosas.

Desde la perspectiva junguiana, la soledad está impregnada en nuestro inconsciente colectivo como un miedo recurrente debido a la narrativa que nos hemos contado a lo largo de la historia como sociedad.

Sin embargo, lo que hace un par de miles de años significaba una muerte segura, hoy en día no es así. Hemos evolucionado a tal grado que la soledad no representa un peligro, y no estoy hablando de aislamiento o desconexión, estoy hablando de vivir solo, viajar solo, etc.

Desde la perspectiva de Jung, nuestra relación con la soledad es algo mucho más profundo que una simple experiencia moderna. Está imbuida en nuestra psique colectiva, y para enfrentarlo, es necesario integrar estos arquetipos dentro de nuestra conciencia, entendiendo que la soledad no es simplemente un vacío que necesitamos llenar, sino una experiencia humana compartida que ha acompañado a la humanidad desde sus inicios. La clave no está solo en las conexiones externas, sino en aprender a conectar con nosotros mismos y con el sentido más amplio de la humanidad que reside en nuestro inconsciente colectivo.

Te comparto un video que me ayudó a comprender como la soledad (o al menos mi percepción sobre esta), a pesar de las nuevas formas de conexión, sigue influenciada por patrones arquetípicos que forman parte de nuestro inconsciente colectivo como humanidad.